Monday, November 29, 2010

Los fierros dejáselos a él, para vos está el teflón

En estos tiempos de emancipación femenina, es necesario que sepas manejar un auto, al menos para tener, en caso de emergencias, la posibilidad de llevarlo a él (o a los chicos) al hospital sin depender de taxis o medios de transporte público.


El problema surge a la hora de tener tu autito propio, entre cambiarle el aceite, inflarle las ruedas, cargarle nafta, asegurarte de que las luces anden siempre todas bien, revisarle el termostato, llenar el zorrino, y demás responsabilidades que vienen con el título de propietario (y ni hablar si te hace algún ruidito extraño), te podés llegar a volver verdaderamente loca.

Es importante que este tipo de posibles desafíos los charles con tu pareja a la hora de decidir si estás lista para tener tu propio auto. No intentes hacerte cargo de todo como si fueras una supermujer, sólo somos mujeres, no podemos con todo, y hay que saber comprender cuáles son las cosas que no corresponden a nuestro sexo; el auto es una de ellas.


Los hombres tienen una predisposición para los fierros, entonces, dejale a él las tareas que le competen, pedí ayuda con todo lo relacionado al mantenimiento del auto, y vos encargate sin más a tener todos los papeles al día y a que esté siempre aseado (un auto sucio da una imagen de dejadez, y eso es algo que una mujer jamás puede permitir, en ningún orden de la vida).


Un último consejito de amiga para que nunca pases vergüenza: no intentes estacionar paralelo al cordón, salvo que el espacio que tenés entre autos sea mayor al tamaño del tuyo multiplicado por 2,5.

Los fierros dejáselos a él, para vos está el teflón

En estos tiempos de emancipación femenina, es necesario que sepas manejar un auto, al menos para tener, en caso de emergencias, la posibilidad de llevarlo a él (o a los chicos) al hospital sin depender de taxis o medios de transporte público.


El problema surge a la hora de tener tu autito propio, entre cambiarle el aceite, inflarle las ruedas, cargarle nafta, asegurarte de que las luces anden siempre todas bien, revisarle el termostato, llenar el zorrino, y demás responsabilidades que vienen con el título de propietario (y ni hablar si te hace algún ruidito extraño), te podés llegar a volver verdaderamente loca.

Es importante que este tipo de posibles desafíos los charles con tu pareja a la hora de decidir si estás lista para tener tu propio auto. No intentes hacerte cargo de todo como si fueras una supermujer, sólo somos mujeres, no podemos con todo, y hay que saber comprender cuáles son las cosas que no corresponden a nuestro sexo; el auto es una de ellas.


Los hombres tienen una predisposición para los fierros, entonces, dejale a él las tareas que le competen, pedí ayuda con todo lo relacionado al mantenimiento del auto, y vos encargate sin más a tener todos los papeles al día y a que esté siempre aseado (un auto sucio da una imagen de dejadez, y eso es algo que una mujer jamás puede permitir, en ningún orden de la vida).


Un último consejito de amiga para que nunca pases vergüenza: no intentes estacionar paralelo al cordón, salvo que el espacio que tenés entre autos sea mayor al tamaño del tuyo multiplicado por 2,5.

Monday, November 22, 2010

Fútbol: ¿un arma de doble filo?

El fútbol puede ser tu peor enemigo, o tu mejor amigo, según cómo lo mires.

Cuando tu hombre mira fútbol, queda alienado, atontado, ensimismado, se abstrae de la realidad y se sumerge en una burbuja de la cual le resulta imposible salir hasta que haya terminado el partido (y los comentarios posteriores).


Esto puede representarte un gran problema: para tu chico, mientras está jugando su equipo, vos no existís. Y lo que es peor, te llena la casa de tipos que gritan mientras toman cerveza y tiran las cáscaras de maní en el piso. Lo más triste es que esto no termina pasados los 90 minutos del partido, porque se quedan todos sus amigos sentados en tu living comentando sobre cada jugada sintiéndose Macaya Márquez.

Ni hablar si su equipo pierde: cuando sale de la burbuja y vuelve a la realidad, vos sos el destinatario de toda su mala onda y sus resongos. Y que no se te ocurra intentar seducirlo, porque va a estar demasiado deprimido como para 'funcionar' y se te va a venir un tormentón de frustraciones sexuales.


Por otro lado, puede resultarte muy ventajoso tener unas dos horitas de tiempo a solas en las que él ni siquiera sabe que estás en casa. La situación de ser completamente ignorada te da lugar a hacer tus cosas: a teñirte el pelo sin que te vea con una gorra de plástico en la cabeza, a depilarte sin que vea el enchastre de cera en el baño, a hacerte baños de crema, exfoliación facial y hasta remover las durezas que los zapatos nuevos, que ni sabe que te compraste, te dejaron en los talones (cayos que para él, por supuesto, jamás existieron).


Después de todo, ¿por qué crees que el fútbol es una vez por semana y que justo cae los domingos? No me cabe duda que hubo una mujer detrás de todo esto, que previó que ibamos a necesitar dos horitas por semana para encargarnos de nosotras mismas sin recibir reproches o apuradas tales como: "¿te falta mucho en el baño?".



Nota: quien dice fútbol, dice PlayStation.

Fútbol: ¿un arma de doble filo?

El fútbol puede ser tu peor enemigo, o tu mejor amigo, según cómo lo mires.

Cuando tu hombre mira fútbol, queda alienado, atontado, ensimismado, se abstrae de la realidad y se sumerge en una burbuja de la cual le resulta imposible salir hasta que haya terminado el partido (y los comentarios posteriores).


Esto puede representarte un gran problema: para tu chico, mientras está jugando su equipo, vos no existís. Y lo que es peor, te llena la casa de tipos que gritan mientras toman cerveza y tiran las cáscaras de maní en el piso. Lo más triste es que esto no termina pasados los 90 minutos del partido, porque se quedan todos sus amigos sentados en tu living comentando sobre cada jugada sintiéndose Macaya Márquez.

Ni hablar si su equipo pierde: cuando sale de la burbuja y vuelve a la realidad, vos sos el destinatario de toda su mala onda y sus resongos. Y que no se te ocurra intentar seducirlo, porque va a estar demasiado deprimido como para 'funcionar' y se te va a venir un tormentón de frustraciones sexuales.


Por otro lado, puede resultarte muy ventajoso tener unas dos horitas de tiempo a solas en las que él ni siquiera sabe que estás en casa. La situación de ser completamente ignorada te da lugar a hacer tus cosas: a teñirte el pelo sin que te vea con una gorra de plástico en la cabeza, a depilarte sin que vea el enchastre de cera en el baño, a hacerte baños de crema, exfoliación facial y hasta remover las durezas que los zapatos nuevos, que ni sabe que te compraste, te dejaron en los talones (cayos que para él, por supuesto, jamás existieron).


Después de todo, ¿por qué crees que el fútbol es una vez por semana y que justo cae los domingos? No me cabe duda que hubo una mujer detrás de todo esto, que previó que ibamos a necesitar dos horitas por semana para encargarnos de nosotras mismas sin recibir reproches o apuradas tales como: "¿te falta mucho en el baño?".



Nota: quien dice fútbol, dice PlayStation.

Saturday, November 20, 2010

El que vos estés 'en esos días' no implica que él lo esté también

Es cierto que una vez por mes tenés la mala suerte de pasar por un momento no muy ameno de tu ciclo natural de la vida. Lo que es importante en esos días de dolor, malestar, incomodidad y la sensación de constante suciedad corporal, es mantener siempre la perspectiva y tener presente que ese es un sacrificio ínfimo que tenés que hacer como mujer para tener la dicha más grande que existe en el Universo: llevar una criatura en tu propio vientre durante nueve meses, creando un vínculo incorruptible de amor incondicional y felicidad eterna.


Es normal que en esos días sientas un poquito de envidia por el sexo masculino (también en parte puede ser producto de los cambios hormonales que está atravesando tu cuerpo), pero tené en cuenta siempre que mientras que vos pasás un par de días feos al mes para poder convertirte algún día en la criatura más afortunada del planeta, él se pierde de ambas cosas, y encima tiene que soportar tus cambios de humor y, a veces, la abstinencia sexual durante algunos días.


¡No seas cruel con tu chico, que te aguanta aún en tus peores momentos! Sabés que, si bien puede resultarles desagradable a los dos desarrollar ciertas prácticas en ciertos días, existe una infinidad de cosas que podés hacer por él en el dormitorio para compensar tu momentanea falta de disponibilidad. No seas egoista y no seas mala compañera, dedicale el tiempo que se merece aún cuando no tuvieres muchas ganas, nunca le digas que no, hacele muchos mimos, y dale todas las cosas que te pide.


No sólo es ésta una excelente manera de garantizar que siempre va a estar con vos (y no con otras), sino que además es una forma de demostrarle cuánto lo querés y cuán agradecida estás de que te soporte cuando sabés que estás verdaderamente insoportable.

El que vos estés 'en esos días' no implica que él lo esté también

Es cierto que una vez por mes tenés la mala suerte de pasar por un momento no muy ameno de tu ciclo natural de la vida. Lo que es importante en esos días de dolor, malestar, incomodidad y la sensación de constante suciedad corporal, es mantener siempre la perspectiva y tener presente que ese es un sacrificio ínfimo que tenés que hacer como mujer para tener la dicha más grande que existe en el Universo: llevar una criatura en tu propio vientre durante nueve meses, creando un vínculo incorruptible de amor incondicional y felicidad eterna.


Es normal que en esos días sientas un poquito de envidia por el sexo masculino (también en parte puede ser producto de los cambios hormonales que está atravesando tu cuerpo), pero tené en cuenta siempre que mientras que vos pasás un par de días feos al mes para poder convertirte algún día en la criatura más afortunada del planeta, él se pierde de ambas cosas, y encima tiene que soportar tus cambios de humor y, a veces, la abstinencia sexual durante algunos días.


¡No seas cruel con tu chico, que te aguanta aún en tus peores momentos! Sabés que, si bien puede resultarles desagradable a los dos desarrollar ciertas prácticas en ciertos días, existe una infinidad de cosas que podés hacer por él en el dormitorio para compensar tu momentanea falta de disponibilidad. No seas egoista y no seas mala compañera, dedicale el tiempo que se merece aún cuando no tuvieres muchas ganas, nunca le digas que no, hacele muchos mimos, y dale todas las cosas que te pide.


No sólo es ésta una excelente manera de garantizar que siempre va a estar con vos (y no con otras), sino que además es una forma de demostrarle cuánto lo querés y cuán agradecida estás de que te soporte cuando sabés que estás verdaderamente insoportable.

Wednesday, November 17, 2010

De soltera a solterona hay un solo paso

Si ya estás entrando en los treinta (o saliendo), y todavía no encontraste a tu media naranja, ¡no desesperes!

Tenés que entender que los hombres son como ese par de zapatos soñados que después de haber recorrido hasta las vidrieras más insólitas sin éxito, aparece casi mágicamente ante tus ojos como si hubiera estado esperando que lo compres desde que se fabricó, justo cuando estás a punto de volverte a casa con las manos vacías y el corazón resignado.


Llegada una cierta edad, ya no tenés ganas de vivir con tus padres, y si no tenés un chico con el que te puedas ir a vivir, te puede parecer que se termina el mundo.

Las estadísticas indican que las mujeres que viven solas tardan más en conseguir pareja, eso es un hecho comprobado científicamente.

Y si se te ocurre que podés disminuir mínimamente la soledad con una mascota, y caes en la trampa de adoptar un gatito o un perrito, te estás comprando cinco años más de soltería como mínimo (por no ser pesimista y decirte que ya estás tirando la toalla y resignandote a ser considerada una solterona).


Quizás al principio puede parecer tentador: "me mudo sola y no me tengo que bancar más a estos viejos pesados que me preguntan a cada rato a dónde voy y a qué hora vuelvo", pero tené en cuenta que vivir sola implica despertarte sola, irte a dormir sola, comer sola, tomar mates sola, ver a Susana y no tener con quién comentar lo que dijo, y lo peor de todo, tener que ver las expresiones de lástima en los rostros de la gente cuando les decís "No, yo no tengo marido, vivo sola".


Lo cierto es que vivir sola es una trampa mortal hacia la soltería eterna. Aguantate a tus padres algunos años más, y no pierdas las esperanzas porque sabés que al hombre que nació para vos, no te lo quita nadie, y que pronto vas a poder ir, como corresponde, de la casa de tus padres, a la casa de tu marido, después de todo esa es la manera tradicional de actuar, y si se viene haciendo así desde hace tanto tiempo, debe ser porque funciona.

De soltera a solterona hay un solo paso

Si ya estás entrando en los treinta (o saliendo), y todavía no encontraste a tu media naranja, ¡no desesperes!

Tenés que entender que los hombres son como ese par de zapatos soñados que después de haber recorrido hasta las vidrieras más insólitas sin éxito, aparece casi mágicamente ante tus ojos como si hubiera estado esperando que lo compres desde que se fabricó, justo cuando estás a punto de volverte a casa con las manos vacías y el corazón resignado.


Llegada una cierta edad, ya no tenés ganas de vivir con tus padres, y si no tenés un chico con el que te puedas ir a vivir, te puede parecer que se termina el mundo.

Las estadísticas indican que las mujeres que viven solas tardan más en conseguir pareja, eso es un hecho comprobado científicamente.

Y si se te ocurre que podés disminuir mínimamente la soledad con una mascota, y caes en la trampa de adoptar un gatito o un perrito, te estás comprando cinco años más de soltería como mínimo (por no ser pesimista y decirte que ya estás tirando la toalla y resignandote a ser considerada una solterona).


Quizás al principio puede parecer tentador: "me mudo sola y no me tengo que bancar más a estos viejos pesados que me preguntan a cada rato a dónde voy y a qué hora vuelvo", pero tené en cuenta que vivir sola implica despertarte sola, irte a dormir sola, comer sola, tomar mates sola, ver a Susana y no tener con quién comentar lo que dijo, y lo peor de todo, tener que ver las expresiones de lástima en los rostros de la gente cuando les decís "No, yo no tengo marido, vivo sola".


Lo cierto es que vivir sola es una trampa mortal hacia la soltería eterna. Aguantate a tus padres algunos años más, y no pierdas las esperanzas porque sabés que al hombre que nació para vos, no te lo quita nadie, y que pronto vas a poder ir, como corresponde, de la casa de tus padres, a la casa de tu marido, después de todo esa es la manera tradicional de actuar, y si se viene haciendo así desde hace tanto tiempo, debe ser porque funciona.

Monday, November 15, 2010

¡No dejes que te ganen las arrugas!

Gracias a los avances de la tecnología textil, hoy en día la mujer puede prescindir de la plancha para la mayoría de su ropa (en esto hemos avanzado bastante respecto de nuestras madres y abuelas, esclavas del jabón blanco y la tabla de planchar). Lamentablemente, sin embargo, siguen existiendo ciertas prendas que, por más que uses el ciclo de lavado antiarrugas y que las cuelgues de una percha para su secado, no te dejan más remedio que recurrir a nuestra ya no tan amiga: la plancha.


Las camisas de hombre son una prenda que nos resulta imposible no planchar, y ¿qué es lo primero que piensa la gente cuando ve a un hombre con una camisa arrugada? Ese hombre, o bien es soltero, o tiene una mujer que no se ocupa de él.


Los hombres no saben planchar camisas, y cuando lo intentan, tardan horas y siempre corren el riesgo de quemarse ellos, quemar la camisa, quemar la tabla de planchar, romper la plancha o arrancarle algún botón a la prenda (que después vas a terminar cosiendo vos, porque ni hablar del desafío que le representa a un hombre enhebrar una aguja y pegar un botón).

Pero incluso cuando hubieren resultado ilesos de la aventura del planchado de su camisa, siempre que lo dejás planchar a él, corrés el riesgo de que queden arrugas irreparables que, nuevamente, van a dejar a la gente pensando que vos sos quien no sabe (o peor aún, no está dispuesta) a plancharle la ropa a su chico.


Si para vos es fácil, te representa poco tiempo, y te evita que las malas lenguas anden difamandote ¿para qué vas a someter a tu hombre a que planche sus propias camisas?



Consejo extra: si tenés amigos solteros cuyas madres y/o abuelas viven lejos, tomate media horita por semana y acercate hasta su casa, que entre mate y mate, podés plancharle unas cuantas camisas y hacerle un inmenso favor.

¡No dejes que te ganen las arrugas!

Gracias a los avances de la tecnología textil, hoy en día la mujer puede prescindir de la plancha para la mayoría de su ropa (en esto hemos avanzado bastante respecto de nuestras madres y abuelas, esclavas del jabón blanco y la tabla de planchar). Lamentablemente, sin embargo, siguen existiendo ciertas prendas que, por más que uses el ciclo de lavado antiarrugas y que las cuelgues de una percha para su secado, no te dejan más remedio que recurrir a nuestra ya no tan amiga: la plancha.


Las camisas de hombre son una prenda que nos resulta imposible no planchar, y ¿qué es lo primero que piensa la gente cuando ve a un hombre con una camisa arrugada? Ese hombre, o bien es soltero, o tiene una mujer que no se ocupa de él.


Los hombres no saben planchar camisas, y cuando lo intentan, tardan horas y siempre corren el riesgo de quemarse ellos, quemar la camisa, quemar la tabla de planchar, romper la plancha o arrancarle algún botón a la prenda (que después vas a terminar cosiendo vos, porque ni hablar del desafío que le representa a un hombre enhebrar una aguja y pegar un botón).

Pero incluso cuando hubieren resultado ilesos de la aventura del planchado de su camisa, siempre que lo dejás planchar a él, corrés el riesgo de que queden arrugas irreparables que, nuevamente, van a dejar a la gente pensando que vos sos quien no sabe (o peor aún, no está dispuesta) a plancharle la ropa a su chico.


Si para vos es fácil, te representa poco tiempo, y te evita que las malas lenguas anden difamandote ¿para qué vas a someter a tu hombre a que planche sus propias camisas?



Consejo extra: si tenés amigos solteros cuyas madres y/o abuelas viven lejos, tomate media horita por semana y acercate hasta su casa, que entre mate y mate, podés plancharle unas cuantas camisas y hacerle un inmenso favor.

Saturday, November 13, 2010

La carne nuestra de todos los días

Es muy posible que, para cuidar tu silueta y tu salud, no te guste comer carnes rojas todos los días, además, todas sabemos que con una ensaladita de hojas verdes y algunos tomatitos cherry vos ya estás bien. La complicación, sin embargo, viene cuando nos toca hacer comida para dos: a él no lo arreglás con unas verduras, y es muy posible que se te enoje si no ve en su plato una porción de carne de algún tipo (preferentemente de origen vacuno).


Antes de preparar cada comida, pensá bien en qué le gusta a él, no por nada las abuelas nos decían "al hombre se lo conquista por el estómago".

Los básicos que nunca pueden fallar son los bifes de res, las milanesas y las empanadas de carne. Por la guarnición no te preocupes demasiado, es muy posible que no la coma, pero para asegurarte de que le vaya a gustar, siempre podés recurrir a las papas fritas (y si te mandaste alguna macanita y le tenés que pedir perdón, agregale dos huevos a caballo y se olvida de todo), lo que no puede faltar bajo ningún concepto es el pan fresco y los aderezos de su preferencia.


Si a vos te gusta comer liviano (sabemos que siempre queremos estar lindas y flacas para ellos), podés hacerte comida light aparte, o comer sólo la guarnición (si se trata de ensalada), pero no desesperes si andás con poco tiempo, en estos tiempos express, la industria de los alimentos nos soluciona la vida proporcionándonos una extensa variedad de productos listos para comer, como yogures descremados con frutas, barritas de cereal o sopas de sobre light para los días de mucho frío.


Lo único realmente importante a la hora de la cena, es que a él no le falte el animal muerto en el plato, el resto se soluciona fácil.

La carne nuestra de todos los días

Es muy posible que, para cuidar tu silueta y tu salud, no te guste comer carnes rojas todos los días, además, todas sabemos que con una ensaladita de hojas verdes y algunos tomatitos cherry vos ya estás bien. La complicación, sin embargo, viene cuando nos toca hacer comida para dos: a él no lo arreglás con unas verduras, y es muy posible que se te enoje si no ve en su plato una porción de carne de algún tipo (preferentemente de origen vacuno).


Antes de preparar cada comida, pensá bien en qué le gusta a él, no por nada las abuelas nos decían "al hombre se lo conquista por el estómago".

Los básicos que nunca pueden fallar son los bifes de res, las milanesas y las empanadas de carne. Por la guarnición no te preocupes demasiado, es muy posible que no la coma, pero para asegurarte de que le vaya a gustar, siempre podés recurrir a las papas fritas (y si te mandaste alguna macanita y le tenés que pedir perdón, agregale dos huevos a caballo y se olvida de todo), lo que no puede faltar bajo ningún concepto es el pan fresco y los aderezos de su preferencia.


Si a vos te gusta comer liviano (sabemos que siempre queremos estar lindas y flacas para ellos), podés hacerte comida light aparte, o comer sólo la guarnición (si se trata de ensalada), pero no desesperes si andás con poco tiempo, en estos tiempos express, la industria de los alimentos nos soluciona la vida proporcionándonos una extensa variedad de productos listos para comer, como yogures descremados con frutas, barritas de cereal o sopas de sobre light para los días de mucho frío.


Lo único realmente importante a la hora de la cena, es que a él no le falte el animal muerto en el plato, el resto se soluciona fácil.

Monday, November 8, 2010

Los hombres no saben limpiar

¡Es inútil! ¿Alguna vez te pasó que tu chico, con la mejor voluntad del mundo, te dijo "dejá mi amor, vos andá a ver la tele, que los platos esta noche los lavo yo"?

¡La odisea que es para un hombre lavar los platos! Si no usan demasiado detergente, te dejan los platos sucios, si no tardan media hora en lavar dos platos y una taza, te salpican todo y hacen un enchastre tan grande en la cocina que perdés más tiempo vos limpiando después (o volviendo a lavar lo ya lavado) que si los hubieras lavado vos de entrada.


Lo cierto es que el hombre no nació para limpiar. El don de la limpieza es algo que te es innato porque naciste mujer, no intentes comprender qué les pasa por la cabeza a ellos mientras intentan ayudarte con los quehaceres domésticos, o por qué no pueden darse cuenta de cosas tan simples como usar agua caliente para sacar la grasa del plato. La respuesta es demasiado simple y se encuentra entre su ombligo y sus rodillas: son hombres, y como tales, sus mentes y sus cuerpos no están preparados para desarrollar ese tipo de actividades propias de nuestro sexo.


Por eso, mientras que vos tenés la capacidad de lavar los platos, ir preparando el postre, pensar qué hacer de comer mañana y sacar la cuenta de cuánta plata te queda para terminar el mes, todo al mismo tiempo y en menos de veinte minutos, él en ese ratito sólo puede ver cómo trabajás y desnudarte con la mirada.


Conclusión: No le pidas peras al olmo, si querés que las tareas del hogar se hagan bien, hacelas vos.

Los hombres no saben limpiar

¡Es inútil! ¿Alguna vez te pasó que tu chico, con la mejor voluntad del mundo, te dijo "dejá mi amor, vos andá a ver la tele, que los platos esta noche los lavo yo"?

¡La odisea que es para un hombre lavar los platos! Si no usan demasiado detergente, te dejan los platos sucios, si no tardan media hora en lavar dos platos y una taza, te salpican todo y hacen un enchastre tan grande en la cocina que perdés más tiempo vos limpiando después (o volviendo a lavar lo ya lavado) que si los hubieras lavado vos de entrada.


Lo cierto es que el hombre no nació para limpiar. El don de la limpieza es algo que te es innato porque naciste mujer, no intentes comprender qué les pasa por la cabeza a ellos mientras intentan ayudarte con los quehaceres domésticos, o por qué no pueden darse cuenta de cosas tan simples como usar agua caliente para sacar la grasa del plato. La respuesta es demasiado simple y se encuentra entre su ombligo y sus rodillas: son hombres, y como tales, sus mentes y sus cuerpos no están preparados para desarrollar ese tipo de actividades propias de nuestro sexo.


Por eso, mientras que vos tenés la capacidad de lavar los platos, ir preparando el postre, pensar qué hacer de comer mañana y sacar la cuenta de cuánta plata te queda para terminar el mes, todo al mismo tiempo y en menos de veinte minutos, él en ese ratito sólo puede ver cómo trabajás y desnudarte con la mirada.


Conclusión: No le pidas peras al olmo, si querés que las tareas del hogar se hagan bien, hacelas vos.

Saturday, November 6, 2010

Cuanto más difícil es conseguir algo, más deseo genera

¿Te acordás cuando coleccionabas figuritas, que siempre había una denominada "la difícil"? Como mujer es importante que nunca dejes de ser esa figurita tan codiciada por ser la difícil.


Cuando te gusta un chico, tenés que demostrarle que te gusta pero de una manera tan sutil que ni él se de cuenta de lo que estás haciendo. Es importante que el hombre trabaje (y mucho) por conseguir lo que quiere, si le costó mucho llegar a vos, te va a apreciar más y te va a respetar porque va a saber que vos te respetás a vos misma.

Jamás des el primer paso, eso es tarea exclusiva del hombre. Tu rol en el cortejo es el de hacerte ver, demostrar muy poco interés y darle a entender que quizás, si mueve todas las piezas como corresponde, puede llegar a tenerte.


Los hombres no sólo están programados para tomar la iniciativa, sino que además es un hecho de la naturaleza, común a todas las especies, que el macho proponga y la hembra disponga. Si vos sos quien propone, estás yendo contra la naturaleza de tu sexo, es por esto que cuando una chica se le regala a un hombre, se la considera un objeto sexual pasajero y nunca se la toma enserio.


Si querés una relación que dure, si querés ser respetada y tomada con la seriedad que merecés, si querés un muchacho que puedas presentarle a tu familia y luego llevar al altar, nunca des el primer paso, y nunca digas que sí luego de la primera propuesta masculina: hacé que insistan y que vean que vos sos la figurita que llena el álbum y que cuesta tanto conseguir.

Cuanto más difícil es conseguir algo, más deseo genera

¿Te acordás cuando coleccionabas figuritas, que siempre había una denominada "la difícil"? Como mujer es importante que nunca dejes de ser esa figurita tan codiciada por ser la difícil.


Cuando te gusta un chico, tenés que demostrarle que te gusta pero de una manera tan sutil que ni él se de cuenta de lo que estás haciendo. Es importante que el hombre trabaje (y mucho) por conseguir lo que quiere, si le costó mucho llegar a vos, te va a apreciar más y te va a respetar porque va a saber que vos te respetás a vos misma.

Jamás des el primer paso, eso es tarea exclusiva del hombre. Tu rol en el cortejo es el de hacerte ver, demostrar muy poco interés y darle a entender que quizás, si mueve todas las piezas como corresponde, puede llegar a tenerte.


Los hombres no sólo están programados para tomar la iniciativa, sino que además es un hecho de la naturaleza, común a todas las especies, que el macho proponga y la hembra disponga. Si vos sos quien propone, estás yendo contra la naturaleza de tu sexo, es por esto que cuando una chica se le regala a un hombre, se la considera un objeto sexual pasajero y nunca se la toma enserio.


Si querés una relación que dure, si querés ser respetada y tomada con la seriedad que merecés, si querés un muchacho que puedas presentarle a tu familia y luego llevar al altar, nunca des el primer paso, y nunca digas que sí luego de la primera propuesta masculina: hacé que insistan y que vean que vos sos la figurita que llena el álbum y que cuesta tanto conseguir.

Thursday, November 4, 2010

¿Quién dijo que el blanco era sólo para el altar?

Con el calorcito en puerta, seguramente ya habrás empezado a revolver tu guardarropa de verano y encontrado todos esos pantalones y polleras blancos que tanto te gusta usar pero que sabés que no son aptos para el invierno (salvo, claro está, que quieras que te confundan por una chica fácil, de esas que usan blanco en invierno).


El blanco es complicado. Con la decisión de ponerte un pantalón blanco surgen una serie de cuestionamientos que a veces hasta hacen que te plantees si realmente vale la pena usar ese color.


Pues no temas, podés usar el blanco sin miedo, eso sí, tené en cuenta algunos detalles que hacen a tu imagen pública:

- Sólo está permitido el uso del blanco de noviembre a marzo, no intentes prolongar el verano, eso no va a suceder por más que sigas usando soleros y ropa clara.

- Tu ropa interior tiene que ser, sin excepción alguna, de color piel, de otra manera se notaría lo que llevás puesto y sabés bien que sólo tu chico, tus mujeres de confianza (mamá, amigas, etc) y tu médico deben poder verte las panties.

- El modelo de tu ropa interior puede ser tanga (pero si y sólo si no se nota a través del pantalón), coulotte (mejor si es de los que no tienen costuras), o vedetina (la mejor opción ya que denota decencia y monogamia).

- Está terminantemente prohibido no usar ropa interior o llevar panties con dibujos, motivos o colores oscuros (en especial el negro).


Si querés que te respeten, empezá por respetarte vos: mostrá sólo lo que tenés que mostrar, el blanco puede ser maravilloso, pero hay que saber llevarlo bien.

¿Quién dijo que el blanco era sólo para el altar?

Con el calorcito en puerta, seguramente ya habrás empezado a revolver tu guardarropa de verano y encontrado todos esos pantalones y polleras blancos que tanto te gusta usar pero que sabés que no son aptos para el invierno (salvo, claro está, que quieras que te confundan por una chica fácil, de esas que usan blanco en invierno).


El blanco es complicado. Con la decisión de ponerte un pantalón blanco surgen una serie de cuestionamientos que a veces hasta hacen que te plantees si realmente vale la pena usar ese color.


Pues no temas, podés usar el blanco sin miedo, eso sí, tené en cuenta algunos detalles que hacen a tu imagen pública:

- Sólo está permitido el uso del blanco de noviembre a marzo, no intentes prolongar el verano, eso no va a suceder por más que sigas usando soleros y ropa clara.

- Tu ropa interior tiene que ser, sin excepción alguna, de color piel, de otra manera se notaría lo que llevás puesto y sabés bien que sólo tu chico, tus mujeres de confianza (mamá, amigas, etc) y tu médico deben poder verte las panties.

- El modelo de tu ropa interior puede ser tanga (pero si y sólo si no se nota a través del pantalón), coulotte (mejor si es de los que no tienen costuras), o vedetina (la mejor opción ya que denota decencia y monogamia).

- Está terminantemente prohibido no usar ropa interior o llevar panties con dibujos, motivos o colores oscuros (en especial el negro).


Si querés que te respeten, empezá por respetarte vos: mostrá sólo lo que tenés que mostrar, el blanco puede ser maravilloso, pero hay que saber llevarlo bien.

Wednesday, November 3, 2010

¡Es un peligro dejar que los vasos se vacíen!

No queda nada lindo que una mujer se alcoholice.


Como mujer, tenés que tener siempre en cuenta detalles de comportamiento que hacen a la imagen que querés presentar de vos misma (y de tu chico). Es muy difícil mantener esos detalles si permitís que el alcohol baje tus inhibiciones y perdés la cordura y la femeneidad.


Todas sabemos que la mujer es el cerebro de la relación y el hombre, el cuerpo. Por eso a nadie le sorprende ver a un hombre alcoholizado, porque los hombres tienen una animalidad propia de su género, contra la cual no pueden luchar, son machos, pero nosotras no somos hembras, somos damas, y es importante que siempre tengamos eso en cuenta, tenemos que saber controlarnos y controlarlos.


Cuando estás con tu chico en una fiesta, tenés que ser vos quien le diga cuándo tiene que dejar de tomar para no pasar papelones. Ninguna de nosotras quiere que la gente piense que somos malas mujeres, y es nuestra responsabilidad que ellos no nos hagan quedar mal con el resto.


Por eso, lectora amiga, un consejo a tener en cuenta: siempre es mejor tomar de menos que tomar de más.

¡Es un peligro dejar que los vasos se vacíen!

No queda nada lindo que una mujer se alcoholice.


Como mujer, tenés que tener siempre en cuenta detalles de comportamiento que hacen a la imagen que querés presentar de vos misma (y de tu chico). Es muy difícil mantener esos detalles si permitís que el alcohol baje tus inhibiciones y perdés la cordura y la femeneidad.


Todas sabemos que la mujer es el cerebro de la relación y el hombre, el cuerpo. Por eso a nadie le sorprende ver a un hombre alcoholizado, porque los hombres tienen una animalidad propia de su género, contra la cual no pueden luchar, son machos, pero nosotras no somos hembras, somos damas, y es importante que siempre tengamos eso en cuenta, tenemos que saber controlarnos y controlarlos.


Cuando estás con tu chico en una fiesta, tenés que ser vos quien le diga cuándo tiene que dejar de tomar para no pasar papelones. Ninguna de nosotras quiere que la gente piense que somos malas mujeres, y es nuestra responsabilidad que ellos no nos hagan quedar mal con el resto.


Por eso, lectora amiga, un consejo a tener en cuenta: siempre es mejor tomar de menos que tomar de más.

Tuesday, November 2, 2010

Si tenés útero, usalo.

Tu principal misión como mujer en la Tierra es la maternidad.


Tenés que comprender que una mujer no se vuelve mujer hasta tanto no haya tenido a su primer hijo, y que dar a luz es la experiencia más maravillosa que puede atravesar en toda su existencia.


Imaginate una vida sin hijos, ¿te sentís vacía? ¡Será porque lo estás! Pero no temas, esto puede cambiar: sólo debés crear un niñito para llenar ese espacio disponible que tenés en el vientre y luego tu vida cobrará sentido.


NOTA: Nadie nace lista para ser mamá: La maternidad viene con la madurez, si vos todavía no sentís deseos de ser madre, probablemente sea porque te faltan algunos años de estacionado para llegar al punto justo de consagración femenina.

No desesperes, date tiempo para entrar en razón y sola comprenderás por dónde pasa tu realización espiritual.

Si tenés útero, usalo.

Tu principal misión como mujer en la Tierra es la maternidad.


Tenés que comprender que una mujer no se vuelve mujer hasta tanto no haya tenido a su primer hijo, y que dar a luz es la experiencia más maravillosa que puede atravesar en toda su existencia.


Imaginate una vida sin hijos, ¿te sentís vacía? ¡Será porque lo estás! Pero no temas, esto puede cambiar: sólo debés crear un niñito para llenar ese espacio disponible que tenés en el vientre y luego tu vida cobrará sentido.


NOTA: Nadie nace lista para ser mamá: La maternidad viene con la madurez, si vos todavía no sentís deseos de ser madre, probablemente sea porque te faltan algunos años de estacionado para llegar al punto justo de consagración femenina.

No desesperes, date tiempo para entrar en razón y sola comprenderás por dónde pasa tu realización espiritual.